Instrucciones y criterios para la EVALUACIÓN SEMESTRAL
Invocación final a la palabra
Palabra:
que seas
almendra
sin cáscara.
O pomo
de esencia,
moneda
de oro.
Celdilla
de abeja:
encierra
la vida.
Abeja:
fabrica
delicias
eternas.
Sé alondra
del alba,
no momia
ni lápida.
No seas
fantasma
o jaula
de niebla.
Sé espejo:
refleja
la tierra
y el cielo.
O cuerno
de caza:
levanta
los ciervos
del alma,
las cosas
del mundo
más puro
sin sombras.
Sé aljaba
de flechas
certeras,
Palabra,
pintura
con fondo,
no adorno
de espuma.
Sé forma
ceñida,
sortija
de boda.
Exacta
medida
del mundo:
Palabra.
El cuidador de rebaños
Hay metafísica bastante en no pensar en nada.
¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si me enfermara pensaría en eso.
¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué es lo que he meditado sobre Dios y el alma
y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es cerrar los ojos
y no pensar. Es correr las cortinas
de mi ventana (pero no tiene cortinas).
¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es el misterio!
El único misterio es que haya alguien que piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
Comienza a no saber lo que es el sol
y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero si abre los ojos y ve el sol,
y ya no puede pensar en nada,
es porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es común y buena.
¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
La de ser verdes y copudos y de tener ramas
y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,
a nosotros, que no sabemos entenderlos.
¿Pero qué mejor metafísica que la de ellos
que es de no saber para qué viven
ni saber que no lo saben?
¿Qué pienso yo del mundo?
¡Qué sé yo lo que pienso del mundo!
Si me enfermara pensaría en eso.
¿Qué idea tengo yo de las cosas?
¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
¿Qué es lo que he meditado sobre Dios y el alma
y sobre la creación del Mundo?
No sé. Para mí pensar en eso es cerrar los ojos
y no pensar. Es correr las cortinas
de mi ventana (pero no tiene cortinas).
¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo lo que es el misterio!
El único misterio es que haya alguien que piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
Comienza a no saber lo que es el sol
y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero si abre los ojos y ve el sol,
y ya no puede pensar en nada,
es porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es común y buena.
¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
La de ser verdes y copudos y de tener ramas
y la de dar fruto en su hora, lo que no nos hace pensar,
a nosotros, que no sabemos entenderlos.
¿Pero qué mejor metafísica que la de ellos
que es de no saber para qué viven
ni saber que no lo saben?
“Constitución íntima de las cosas”…
“Sentido íntimo del Universo”…
Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de esas.
Es como pensar en razones y fines
cuando el comienzo de la mañana está rayando
y por los lados de los árboles
un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad.
Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es, acrecentado, como pensar en la salud.
O llevar un vaso al agua de las fuentes.
El único sentido íntimo de las cosas
es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno.
“Sentido íntimo del Universo”…
Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de esas.
Es como pensar en razones y fines
cuando el comienzo de la mañana está rayando
y por los lados de los árboles
un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad.
Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es, acrecentado, como pensar en la salud.
O llevar un vaso al agua de las fuentes.
El único sentido íntimo de las cosas
es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno.
Las cosas
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¿Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
Escuela del silencio
Hacer callar para hacer decir:
una imposición paradójica
el silencio habla de sí
No sé
No digo
¿existe en otro lugar tal bien?
Lo que por palabras está oculto de nosotros
en el silencio crepita
en la intimidad
El silencio no es un modo
de reposo o de suspensión
sino de resistencia.
El lenguaje habitual no puede darle voz
a lo que permanece
más acá y más allá de la representación.
Seis cantos para una sola muerte (tercer canto)
Sólo se es libre cuando se está solo,
y aún así se es prisionero siempre
de esa invencible soledad
que adviene con nosotros
desde el preciso instante
de nuestro acongojado nacimiento.
No se puede escapar
de lo que ha sido escrito
por la implacable mano de los dioses;
no se puede escapar; porque, inexorablemente,
el solo hecho de ser
es ya una forma real de cautiverio,
de convenidos límites trazados
por las ocultas leyes de la naturaleza.
Incuestionablemente,
somos reclusos de nosotros mismos,
de nuestra propia condición humana,
sin ninguna evasión posible
hacia los reinos misteriosos
del vegetal sensible o el mineral inerte:
bestias conscientes; pero bestias, finalmente,
de un existir mortal de extrañas superficies;
soterrado eslabón que viene desde el pez
hasta los pies del árbol legendario
donde el temor de la criatura expuso
el primer fundamento terrestre de su llanto.
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