miércoles, 6 de marzo de 2019

10D - Micro-relatos finales

14 comentarios:

  1. Lo que le gustaba de su celda era que solo tenía que pensar en una cosa: tiempo.

    No me gusta el vino, las manchas que deja me recuerdan sus lunares.

    Lo único que temía era verla con otro, las joyas en su pecho le permitían cuidarla.

    El olor del vino cubrió el aroma de su inocencia, pero no logró cubrir el de ella.

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  2. 1.Ya no podía parar de sonreír al verse apagada. Lo logró. No toleraba la idea de ver una nueva mañana.

    2.Era inevitable, ella estaba enamorada. Aun cuando era solo una niña lo miraba de forma especial y ya en su plena madurez no podía parar de hacerlo, así supiera que le costaría todo.

    3.Ya estaba cansado aunque sus gritos me animaban más. La noche anterior lo planeé, qué instrumentos, qué recta hacer. La mejor cena de mi vida vendría en unas horas.

    4.Se acercó a la ventana, miró su reloj y volvió a mirar a la calle. Lo repitió varias veces como si se tratara de esperar algo extraordinario, y tan extraordinario fue lo sucedido que no me alcancé a despedir.

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  3. •No fue sino momentos antes de morir que supo que no era gripa.

    •Al fin pusimos rumbo hacia aquel parque de diversiones que tanto queríamos ir. Ya estábamos llegando: “Miren, ahí fue donde mi vida se acabó”.

    •Iba a ser el mejor día de su vida, era el momento para comenzar su vida perfecta y estaba lista para dar el primer paso, pero ¿Cuántos más podría dar?

    •Fue cuando el cuchillo atravesaba mi pecho que supe que aquel rostro pertenecía a la sombra que me observaba desde la penumbra, justo ahí me cuestione si aquello era otra pesadilla más.




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  5. Me despierto en una cama que desconozco. Mi corazón empieza a latir al ver y escuchar máquinas que se conectan a mi cuerpo.

    Tiempo del Apocalipsis, un último hombre escondido entre cuatro paredes escucha el llamado de su puerta.

    Puertas se cierran, puertas se abren. Me juró que en el tiempo que ha vivido en esa casa nada ha sido normal.

    Cuando observé eso detrás de ellos, ella le dijo que sus respiraciones sonaban como estruendos en su cabeza. Él alegó que no era él.

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  6. 1. Se acercaba el momento de mi muerte, sólo pensaba que todo valió la pena y que la vida misma era la preparación para este momento, siendo yo la culpable de todo lo que hice.

    2. Todos esperábamos ese miércoles con ansias, esperando su decisión. Pero la realidad era que él esperaba en sí y ella lo podría sorprender al punto que su corazón podría salirse de su pecho.

    3. Ella estaba viviendo un vida de ensueño, había cumplido todos sus objetivos, pero al llegar la soledad todo había desvanecido.

    4. Ella vivía una vida de fantasía, tratando de tapar la realidad que un oscuro secreto cambiaria.

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  8. • Vi las huellas, las marcas de guerra. Olía a hierro y a ese miedo del que huía. Vino el viento y se llevó todo, o eso quise que hiciera.
    • Sus manos atrapadas, lloró y sintió la tristeza profunda como si fuera una daga, sus alas crecieron mas no volaron, mientras tocaba las sábanas blancas del manicomio.
    • Yo la vi sollozar, gemir de dolor, la vi debajo de su litera, vi cómo se convirtió en demonio, ¿o fui yo quien cambió?
    • Eran dos, atrapados en una bóveda, una sombra lúgubre y maligna comenzaba a envolverles, trataron de huir pero fue en vano, solo había oscuridad.

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  9. La desnudez de su cuerpo, tendido sobre la arena, advertía las cicatrices de un pasado doloroso y la perturbación del responsable, cuya identidad sólo conocería 17 años después.

    El frío se enraizó dentro de él como una maleza pútrida, notó que los narcisos ahora brotaban de la tierra con manchas bermellón.

    Fue entonces cuando vi cómo una sombra se acercaba al cuerpo que dormía. La ruidosa barahúnda proveniente la escena confirmó mis sospechas.

    Las hojas crujen, aplastadas por mis pasos, mientras me dirijo a tu encuentro. Mal presagio fueron los tres golpes en mi puerta esta madrugada.

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  10. -Después de levantarse con las manos llenas de sangre, se dio cuenta que el herido no era él.

    -Me levanté con hambre de hacer justicia, tenía que ir urgentemente donde él se encontraba. Salí de mi casa con el cuchillo en la mano, pensando en mi mejor jugada.

    - Vi cuando Juan tocó el hombro de la niña en la fuente. Lo que no espero era encontrarse con un rostro sonriente lleno de sangre.

    - Al verse solo en la niebla atormentado por no poder ver ni oír, se dio cuenta que la mejor elección era el camino del bosque de fieras.

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  11. Entré tropezando con las orquídeas, consciente de que ese chico que quería dominar a nuestras hijas no volvería. Busqué palabras, para olvidar el crimen y explicar mi tardanza, ¡Mami! gritó mi niño.

    Encalló en la arena y al despertar le encantó no ver casa ni calle alguna. La farsa había funcionado.

    Vi cómo los engañaba, se sentía poderoso, por fin reconocido. Tanto ensimismarse lo había encarcelado en sus heridas del alma.

    Primero lo llamé, me dijo ahí estaré, soñé con encontrarnos en casa, no lo vi pero estuve alegre.

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  12. Al ver el contraste del piso y la sangre suya, pensaba en el engaño de mi mujer y disfrutaba ver ese cuerpo inerte e imaginar su movida, aunque no se si sigo dormido o tal vez soy yo en el piso.


    Saliendo de casa un robusto hombre llega al banco por su sueldo y al ser negado se dispone a matarlos a todos y una voz susurra en su mente algo terrorífico a lo que el reacciona descargando su arma.


    Lo conocí años después de su transformación, y tan solo anoche lo vi destripar a sus víctimas dejando sangre en el bosque y hoy lo tengo aquí sin saber si mi hija volverá o si me uniré a él.

    ¿Llegaré o no? Se preguntaba mientras subía el árbol de la muerte buscando recuperar su alma, y tras superar todos los desafíos recordó las palabras de su mentor: “La vida no es vida sin propósito”.

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  13. 1. Sentía cómo el frío subía por sus pies hasta su corazón, el último recuerdo de ella era el único en su mente.

    2. A lo lejos el la observaba intensamente, era ella o una mancha roja que recordaría de por vida.

    3. Vivía en mentiras, por eso lo buscaba a diario para que me sacara de esta realidad.

    4. Al caer la oscuridad, nos acercamos al bar, sus lágrimas eran la definición de dolor, quién diría que tras aquella noche nada volvería a ser igual.

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  14. Tenía los ojos cerrados pero podía oler y sentir la tierra que caía sobre mi, abrí los ojos y vi a mi hija enterrándome antes de escuchar un disparo y que ella cayera sobre mi.

    Se encontraba frente a aquel lugar que había sido su sufrimiento durante años, pero esta vez iba a entrar voluntariamente y claro con una pistola en su mano.

    El no sabía que lo estaba observando mientras tiraba el cuerpo al río, ni que todo este tiempo yo estaba escondido en el asiento de atrás.

    Se sentía atrapado, ansioso y le faltaba oxígeno, no podía creer que finalmente había escapado de aquel lugar de tortura.

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